Guía La Melezca
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El uso del sacacorchos se popularizó durante el siglo XVIII, cuando se estableció la costumbre de tapar las botellas con un corcho. Se considera que el corcho de alcornoque es el más aconsejable, aunque es más costoso y frágil que los elaborados con materiales sintéticos.
Consideraciones previas
Verifique que la temperatura del vino a descorchar sea la correcta.
Si el vino es de guarda o de varias añadas, deje la botella parada durante algún tiempo antes de descorcharla por si existe sedimento. En caso de que el sedimento de materia colorante estuviese presente, éste precipitará naturalmente hacia el fondo de la botella. Cuando la vaya a descorchar cuide de no invertirla, para que el sedimento se mantenga en el fondo y no pase a la copa cuando usted lo sirve.
Corte la cápsula por debajo del gollete para poder retirar la parte superior.
Algunas personas prefieren extraer la cápsula en forma completa en vez de cortarla. Esto es más que todo una cuestión de gusto o estética, ya que la finalidad que perseguía la cápsula de protección del corcho), ya no la cumple.
Quite la parte superior de la cápsula con la ayuda de un cuchillo. De esta manera se evita que cuando el vino fluya de la botella a la copa roce el metal u otro material. No es aconsejable que el vino esté en contacto con los materiales que conforman la cápsula.
Limpie con un paño o papel especial para este uso la superficie tanto del corcho como el de la botella. Si la botella ha permanecido por largo tiempo en una bodega o cava con humedad, la superficie del corcho puede llegar a tener una película de "moho". Límpiela y no se preocupe por ella, pues no significa nada grave.
Sí puede tornarse un grave inconveniente, si usted encontrase que el corcho presenta manchas de vino, puesto que esto puede significar que ha habido filtración del mismo hacia el exterior y por ende penetración de oxígeno en el vino.
Introduzca el tirabuzón del sacacorchos en el centro del corcho y hágalo girar hasta llegar al final sin atravesarlo totalmente.
Manténgalo recto y tenga la precaución de no atravesar el corcho.
Extraiga suavemente el corcho del cuello de la botella.
Tome el corcho extraido, mírelo y huélalo. Fíjese no sólo en el color de la sección del corcho que estuvo en contacto con el vino, que debe tener un tono semejante a él, sino que el olor debe ser natural, no debe presentar alteraciones y aromas desagradables.
Fuente: Revista Descubriendo el Vino